Una Palabra de Yah | Esther Levántate
- Ephraim D'Angelo

- 10 sept
- 2 Min. de lectura
Miércoles 10 de septiembre de 2025 | 18:00 horas

Siervos del Altísimo, que vuestro corazón sea fuerte y firme. Que vuestra mente esté puesta en las cosas justas de arriba. No guardéis silencio en este momento, pues si lo hacéis, la ayuda vendrá de otro. Habéis dicho, como un solo pueblo, que buscaríais mi rostro; entonces, como cada uno ha razonado en su corazón, hacedlo sin demora.
Mira, un ángel está de pie con una hoz sobre la tierra; la cosecha está madura, pero los obreros son pocos. Oren, pues, y comprométanse a trabajar arduamente. Hijos de la gloria, no teman, aunque la enfermedad se extienda por las naciones y una oscura nube de muerte se asiente en el norte, yo los protegeré.
No temas a quien puede destruir el cuerpo, sino a tu Creador, quien pesa cada alma en la balanza de la Eternidad. Yo te libraré el día que me invoques.
Una estrella caerá sobre la Tierra, y se dirá: «Ha nacido un hijo». Ni siquiera presten atención a este engaño. Hijos justos, hijas amadas, por su bien han llegado estos días; no tiemblen ante la presencia de hombres malvados. Aunque, de hoy en adelante, buscarán quitarles la vida.
Pueblo mío, yo curo tus heridas, pueblo mío, te sano para que entres en mi santuario y te inclines ante mi trono. No te duermas, no te duermas, este no es momento de descuidar. Por el gran amor que te tengo, reprendo a quienes se adormecen.
Lo que susurro en tus oídos, es hora de gritarlo desde las cimas de las montañas. Esta es la hora en que mi gloria llenará la Tierra; humíllate, pues, ante el rostro del Todopoderoso.




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